Valiosa reflexión
por Luis Fernando Granados*
Son tantos los problemas relativos a la nueva Secretaría de Cultura, tantas las incertidumbres acerca de su intención y estructura, que apenas si hemos reparado en el más simple de todos: el hecho de que su titular sea el último presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Supongo que, como a mí, a muchos les pareció “natural” que Rafael Tovar y de Teresa fuera elevado a la condición de secretario de estado; quizá porque ha sido una presencia familiar en la burocracia cultural del país desde hace más de treinta años, y porque era —debía ser— obvio que detrás del proyecto presidencial se encontrara la mano de su principal subordinado para asuntos de las artes y la “cultura”.
Hasta que Bernardo Ibarrola me encaminó hacia De la paz al olvido: Porfirio Díaz y el final de un mundo (México: Taurus, 2015), yo…
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